Una "Calçotada" contada por alguien que no come "Calçots"
El lunes, día 27 de febrero de 2006, había quedado para ir a comer la típica "Calçotada" con mis amigos y antiguos compañeros de trabajo ahora todos prejubilados y que a pesar de los años que pasan seguimos viéndonos al menos una vez al mes para ir a comer juntos. También realizamos dos comidas anuales especiales, una de final de año y otra, la que voy a relatar en esta página, es decir, la de la "Calçotada" que en esta ocasión Jordi, el experto en escoger los restaurantes, eligió uno situado al lado del pueblo de L'Alt Camp, llamado Montferri del que puedes ver abajo una imagen. También, en la imagen de arriba se puede ver en el extremo izquierdo parte del pueblo de Montferri y al fondo el Santuario de la Mare de Déu de Montserrat, del que hablaremos luego.
El Calçot es una cebolla tierna, blanca y dulce, que cocida en fuego vivo es la base de la Calçotada, capaz de satisfacer a los más exigentes paladares. La Calçotada de Valls es una especialidad única de la cocina rural típica catalana que aunque se sirve en la mayoría de restaurantes de Catalunya cuando es época, tienen su sabor más genuino en los restaurantes especializados de los pueblos de la provincia de Tarragona siendo Valls donde nació y por lo tanto la ciudad de origen de la Calçotada". Los Calçots se cuecen en el fuego vivo hasta que la parte exterior esté quemada. Después de sacar esta parte quemada de color verde que queda negra por la acción del fuego, del interior aparece la parte comestible. Los Calçots se sirven en tejas de barro y al cogerse con las manos de uno en uno, tener que mojarlos en la Salsa especial para los Calçots y levantarlos por encima de la cabeza para introducirlos en la boca, hace que esta forma típica de comerlos requiera que el comensal se ponga un "babero especial" anudado al cuello, mejor que una servilleta, para evitar mancharse la ropa que lleve y comerlo con tranquilidad en medio de una agradable conversación entre amigos.
El punto de reencuentro de los seis amigos fue en Barcelona, en un lugar donde estarían los dos coches que se utilizarían para viajar hasta Montferri. La hora, las 12 del mediodía. El día anterior se había anunciado por la televisión que iba a llover, principalmente en la provincia de Tarragona, pero la realidad fue muy otra, es decir, salió un día expléndido de sol con una temperatura muy agradable de unos 15 grados. Los dos coches se distribuyeron de manera que en uno viajaba Luis L (conductor), Jordi (copiloto) y Joaquín (detrás) y en el otro, Luis G (conductor), Mariano (copiloto, sólo para ayuda logística con el móvil de Luis) y Antonio (detrás). El viaje por la autopista tuvo la particularidad de que como únicamente era Jordi quien sabía cómo ir al lugar de destino, hubo un momento que debido a las diferentes velocidades y al tráfico, nos separamos de manera que Jordí nos llamó por el móvil para saber por donde estábamos y yo le respondí que hacía un rato que habíamos pasado el primer peaje. Ellos aún no había llegado por lo que quedamos en ponernos a la derecha y reducir la velocidad. Sin embargo, pasados unos quince minutos no nos habían alcanzado y decidimos parar en una zona de servicio. Puestos en contacto telefónico resulta que nos había pasado de largo y entonces quedamos en parar y encontrarnos en el segundo peaje ya que a partir de allí un coche debería de seguir al otro sin perderlo de vista.
A partir de un determinado momento, nos salimos de la autopista y comenzamos a ir por carretera regional hasta que aquello se convirtió en camino rural y finalmente en sendero de barro donde aparcamos los dos coches y, para quienes no lo sabíamos por no haber estado allí anteriormente, quedamos impactados ante la vista de una catedral construida entre árboles en medio de la nada (mirar la primera fotografía de arriba para hacerse una idea). Hacía un momento que circulábamos por un camino unidirecciónal rodeado de matorrales y de repente, al salir de él a campo abierto, nos tropezamos con aquella catedral que se veía blanca y sobre una colina contrastando con el azul intenso del cielo. Andando por caminos no marcados, es decir, por donde se podía, poco a poco ascendimos la colina hasta llegar a la explanada de lo que en realidad se llamaba "Santuario de la Mare de Déu de Montserrat", una edificación singular que a primera vista recordaba el estilo del arquitecto Gaudí y también a las rocas de la montaña de Montserrat. Era la una del mediodía y Jordi había quedado con los del restaurante a las 14,30 y fue entonces cuando nos dijo que nos había citado con tanta antelación para hacer un poco de turismo y conocer aquella maravilla arquitectónica muy poco conocida pero de un gran preciosismo. Si haces click en la imagen del Santuario podrás acceder a más imágenes relativas a él y a las personas que lo visitaron inesperadamente.
Después de la visita del santurio, "los dos Luises" regresaron a buscar ambos coches y el resto bajamos andando hasta la carretera que conduce al pueblo de Montferri. Al rato apareció el coche de Luis G que nos dijo que Luis L se había ido por otro sitio. Como no aparecía, Jordi y yo nos montamos en el coche de Luis G mientras que Joaquin y Antonio prefirieron acercarse andando al pueblo de Montferri. Cuando nos encontramos todos y Luis L seguía sin aparecer pensamos que estaría en el restaurante "Castell de Rocamora" al que nos dirigimos y efectivamente, en la explanada para aparcamiento de vehículos estaba el coche de Luis y dentro, en los jardines del restaurante el propio Luis esperándonos. Por cierto que mientras pasamos por el pueblo de Montferri a eso de las 14 horas no había ni un alma por las calles.
Cuando entramos en el interior del restaurante, todo eran salas situadas a distintos niveles con decoración medieval y la señorita que nos atendió, nos dijo que enseguida nos serviría, ya que habíamos quedado a las 14.30 y habíamos llegado a la 14,15.
Nos sentamos en una mesa ovalada que ya estaba preparada expresamente para nosotros. Y ahora vamos a hablar de lo que comimos.
Primero trajeron en un cuenco de porcelana una ensalada especial de Catalunya llamada Exqueisada que consiste en
bacalao desalado, cebolla, pimiento rojo, pimiento verde, tomates, aceite, vinagre, sal y pimienta.
Simultáneamente grandes revenadas de pan de payés con unas fuentes en las que había rodajas de fuet (salchichón estrecho propio de Catalunya). Para beber pusieron botellas de vino tinto. Luego trajeron la especialidad de la casa que son los llamados Calçots, que ya hemos definido anteriormente incluida la salsa especial que está buenísima. Se comieron Calçots a discreción, es decir, cuando se acabaron las dos tejas que trajeron inicialmente para cada mitad de la mesa, trajeron otras dos tejas y así hasta que ya no te entran más. Como yo soy el único que no soy fan de los Calçots me habían preparado para mi una ensalada de pato que estaba buenísima, con lonchas de jamón de pato anbundantes y una ensalada con espárragos, tomate, escarola y en vez de olivas, que es lo típico, llevaba pedacitos de carne de membrillo que le daba un sabor agridulce muy bueno y los espárragos con la salsa de los Calçots que a mi la salsa sí que me gusta y por lo tanto me trajeron mi cuenquito correspondiente con salsa que untada con pan de payés o con los espárragos está superior.
Para beber trajeron, además del vino tinto, una jarra de sangría que estaba riquísima y hacía años que no probaba.
La conversación era animada y cuando mis amigos ya no podían comer más Calçots, la señorita que nos servía retiró todas las tejas, los platos, quitó el mantel, puso uno nuevo y seguimos comiendo. Trajo en una fuente butifarras blancas recién hechas a la brasa, butifarras negras (parecido a las morcillas) y judías blancas con salsa ali-oli que es como una especie de salsa mahonesa con ajo, típica de Catalunya.
Cuando terminamos con eso nos trajeron una alcachofa al horno para cada uno y a continuación se llevaron el vino y la sangría y trajo copas para beber cava con un nuevo plato consistente en tres rodajas de naranja en su jugo y espolvoreadas con azúcar. Cuando se llevó los platos de las naranjas nos trajeron dos enormes fuentes, una para cada mitad de la mesa, de ensalada clásica con olivas verdes y negras, tomate, etc. y dos fuentes enormes de costillas de cordero que no nos pudimos terminar todas.
Luego limpió la mesa otra vez y trajo los postres consistentes en unos pastelitos regados con chocolate pero que tiene nata en su interior y que se llaman Profiteroles. Después café y licor, Whisky, en chuhpitos pero dejaron las botellas para que nos sirviéramos los que quisiéramos.
Finalmente, a las 17,30, nos trajeron la cuenta y a continuación y después de pagarla, nos despedimos de la señorita que nos atendió y salimos al pleno bosque que rodea al edificio, antiguo castillo reconvertido en restaurante, dimos una paseo, cogimos los coches, en esta ocasión debido a llevar destinos diferentes, en el de Luis L subimos Mariano, Joaquín y Antonio y en el de Luis G, Jordi y tras un viaje de regreso que se hizo muy corto por la agradable conversación, a las 18.30 ya estábamos de nuevo en Barcelona sin notar absolutamente ninguna molestia digestiva, dada la calidad de lo comido y bebido, el orden en que nos lo ofrecieron y las combinaciones de frutas, ensaladas y carnes que al parecer debe de ser algo estudiado pues no sentimos ninguna sensación de malestar que a veces ocurre cuando se ha comido en exceso.
Si no has entrado todavía, ahora es el momento para entrar en las dos galerías de imágenes dedicadas, la primera a la visita sorpresa al Santuario de la Mare de Déu de Montserrat (haz click en la imagen de arriba correspondiente al Santuario) y la segunda al Castell- Restaurante de Rocamora (idem), donde se explican datos culturales de ambos lugares y se ven imágenes de sus visitantes. También, si lo prefieres, o deseas repasar las imágenes porque ya has entrado anteriormente, lo puedes hacer directamente desde aquí:
Santuario de la Mare de Déu de Montserrat
Castell de Rocamora - Restaurante
Regreso en 2011
Regreso en 2015
Fotografías realizadas por Luis L. y Mariano Bayona en 2015
Texto, montaje, retoque y selección de imágenes de Mariano Bayona
Enlaces recomendados:
Montferri
Castell de Rocamora
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